Aún se recuerda, echando la vista atrás, un acontecimiento deportivo que dejó un momento que no se olvidará en la historia de Corea. Se trata del Campeonato Mundial de Halterofilia de 2015, celebrado además (para más inri) en EE.UU.

En aquél campeonato, la medallista olímpica Rim Jong Sim (Oro en Londres y en Río de Janeiro) se disponía a hacer su tercer intento de arrancada, pero de repente algo salió mal, hizo un mal movimiento y se lesionó. Tuvo que salir cojeando y en brazos.

Pero en Corea nadie se rinde, cuando todo el mundo pensaba que la competición había acabado para ella, apareció en el primer intento de “dos tiempos”. Llegó cojeando, consiguió batir el peso y cayó de nuevo lesionada.

Lo mismo pasó en el segundo intento, superó su peso, pero caía al suelo con una lesión aún más grave. En el tercer y último intento apareció cojeando como nunca y aun así fue a intentarlo, pues si superaba ese reto sería medalla de oro, pero desgraciadamente la lesión era tan grave que no pudo con ello. Cayó en el intento y tuvieron que entrar los médicos de la competición para poder levantarla del suelo.

Lesionada, consiguió la medalla de plata.

Este espíritu fue el que consiguió que Rim Jong Sim pasase de tener todo perdido a ganar una medalla más, un espíritu que invade a toda la población de la RPDC y que se ha demostrado a lo largo de la historia.

Porque desde el primer momento a los coreanos les ha tocado luchar y no rendirse, empezando con la invasión por parte de Japón, décadas luchando hasta que por fin pudieron expulsarles y formar su propio país soberano. Una vez que lo tuvieron sufrieron una guerra contra EE.UU. Tres largos años de dura guerra en la que quedó todo completamente destruido y donde murieron entre 3 y 4 millones de coreanos. No se pudieron rendir y reconstruyeron el país desde cero.

A partir de ahí todo fue crecimiento, se levantó un país moderno y próspero a pesar del bloqueo económico y de los incesantes saboteos por parte de EE.UU. Tanto fue así que el Che Guevara en su visita dijo “de los países socialistas que visitamos personalmente, Corea es uno de los más extraordinarios. Quizás es el que nos impresionara más de todos ellos”. El país marchaba imparable.

Pero por desgracia todo cambió en los 90, ya que con la caída de todos los países socialistas, Corea perdió a todos sus socios económicos. Por si fuese poco, se impusieron sanciones más duras que le impedían prácticamente comerciar con cualquier país del mundo. Los coreanos tuvieron que sacar de nuevo su espíritu luchador, un espíritu que les hizo luchar en esos tiempos tan duros hasta ganar la batalla. Tanto es así, que al año siguiente de superar esta crisis lanzaron su primer satélite al espacio, el Kwangmyongsong-1.

Y todo eso nos lleva a la actualidad, a la Corea contemporánea forjada en cada batalla que tuvieron los propios coreanos, batallas que se ganaron por no rendirse jamás. Este espíritu es el que Rim Jong Sim demostró en el Campeonato Mundial de Halterofilia de 2015, el espíritu de todos los coreanos.

 

Artículo publicado en el nº1 de la revista Saenal

2 comentarios en «Corea nunca se rinde»

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